Laura Zornoza
Bruselas (EuroEFE).- Desde que el entonces presidente del Gobierno Felipe González firmara un 12 de junio de 1985 el tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas -que a la postre sería la actual Unión Europea-, la sociedad española se ha ganado a pulso la etiqueta de «europeísta».
Cuarenta años después de aquella firma, el último Eurobarómetro de invierno del Parlamento Europeo revela que un 76 % de los españoles creen que el país se ha beneficiado de pertenecer a la Unión Europea y le dan más peso que la media europea al impacto que ha tenido en el crecimiento económico y en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Consultados por EFE, dos expertos en asuntos europeos contrastan sus visiones del europeísmo de los españoles, desde una ciudadanía que «sabe lo que significa pertenecer a la UE» aunque falte pedagogía hasta los que ven al club «más como un fin que un medio».
🇪🇸 El 12 de junio de 1985, España apostó por un futuro común 🇪🇺
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) June 12, 2025
A lo largo de generaciones y regiones, Europa ha creado oportunidades y transformado vidas.
España ha contribuido a enriquecer Europa con su cultura, sus vínculos globales y su espíritu único de convivencia. pic.twitter.com/lCKiRuHXKw
A veces la política nacional eclipsa las decisiones europeas
Para la analista de asuntos europeos Susana del Río, «lo que significa ser ciudadano europeo es relevante para los españoles y lo valoran», pero «a veces la política nacional eclipsa las relevantes decisiones europeas» e impide que se explique de manera pausada qué se está decidiendo o trabajando en Bruselas.
No obstante, Del Río cree que las raíces del europeísmo español «son fuertes porque sabemos lo que significa pertenecer a la UE», porque hay una conciencia de que no se puede avanzar en solitario.
«En el contexto geopolítico actual, es muy importante destacar que el poder continental de la UE es Europa», añade.
Del Río, autora del libro ‘Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea’, aboga por que al ciudadano de a pie, mayoritariamente consciente de sus derechos, se le expliquen qué deberes van asociados al proyecto europeo.
Entrevista en la @FLMadrid Gracias @unelibros @EditorialUGR
— Susana del Río (@Su_delRio) June 1, 2025
‘Doce mujeres europeas. Construyendo la #UE’,📗 https://t.co/OTNPVtOaiH#12MujeresEuropeas #PrincesaLeonor @vonderleyen #SimoneVeil #MarieCurie #HannahArendt #Merkel…#España #Europa #Política #geopolítica #FLMadrid25 pic.twitter.com/CKe3sRhgnN
Sucede por ejemplo cuando se abre el debate de la ampliación, con una sociedad española mayoritariamente favorable a apoyar a Ucrania, pero que puede no ser del todo consciente de que muchos fondos serán redirigidos hacia los nuevos Estados .
«Habría que explicar muy bien que nosotros hemos sido receptores y que hemos recibido muchos fondos para infraestructuras o para convergencia», comenta.
«La UE es un proyecto de solidaridad: toda ampliación significa también que los países que ya han tenido una andadura de progreso tienen en un momento dado que renunciar a esa parte para hacer crecer a los nuevos países», señala.
La también doctora en Ciencias Políticas subraya que esta mayor concienciación sobre todo lo que implica formar parte de la Unión Europea debe vertebrarse desde asignaturas en colegios y universidades hasta unos «intermediarios», como los políticos o los medios, que sean capaces de «ensamblar permanentemente» la realidad nacional con lo que se está decidiendo a nivel europeo.
«La política nacional de confrontación invade la política europea y diluye la importancia de la política de consenso de la UE. Los partidos populistas de cualquier signo político no fortalecen la UE», advierte.
🇪🇸🇪🇺Hace 40 años, España firmó su adhesión a la UE.
— Comisión Europea en España (@ComisionEuropea) June 12, 2025
Desde entonces, hemos avanzado en:
DEMOCRACIA
BIENESTAR
IGUALDAD
OPORTUNIDADES
Hoy celebramos todo lo que hemos construido juntos.@LucasGonzalezEU, director de la @ComisionEuropea en España, nos cuenta más. ↓#40añosjuntos pic.twitter.com/Uutryluw1L
La UE, más como un fin que como un medio
Para el director de la oficina del Real Instituto Elcano en Bruselas, Luis Simón, España peca de ver la UE más como un fin que como un medio.
«No es fácil encontrar en otros Estados de la UE un europeísmo tan incondicional», resume.
La UE, señala Simón, ha reportado a España «enormes beneficios» en estos cuarenta años, desde «su modernización económica y tecnológica» hasta «su proceso de democratización y maduración política».
Sin embargo, ese europeísmo incondicional de España acarrea también riesgos.
«Ver a Europa como un fin y no tanto como un medio para proyectar el interés nacional» y «estar instalada en ese reflejo de abogar continuamente por más Europa, también en áreas como la política exterior o la defensa», trae consigo el «riesgo de delegar nuestro pensamiento estratégico y la reflexión y el análisis de nuestros intereses nacionales» a la Unión Europea, señala.
🇪🇸🇪🇺 Consulta ya nuestro Especial #EspañaUE40 sobre el 40º aniversario del Tratado de Adhesión de España a la Unión Europea. @_ignaciomolina @Steinbergf https://t.co/aTbeAxqmwk
— Real Instituto Elcano (@rielcano) June 12, 2025
El director de Elcano en Bruselas apunta no obstante que España se bate bien en los aspectos «más formales de la influencia», con «una clase diplomática muy competente y que se toma muy en serio los temas europeos».
«Veo más problemático el tema del fondo», puntualiza, al tiempo que señala «nuestra alergia a debatir el interés nacional y débil cultura estratégica» como fenómenos estructurales que pueden generar falta de foco sobre lo que se está defendiendo exactamente en Europa.
Para Simón, el europeísmo de la sociedad española es resiliente y tiene cohesión, pero el hecho de que sea excesivamente acrítico es «una manifestación de un problema con el concepto de España», herencia de nuestra historia reciente.
Esto aún nos supone un cierto rechazo a la idea del interés nacional, que el analista no aprecia -o al menos no de forma tan pronunciada- en otros países europeos.
«Es una suerte de huida hacia delante para seguir evitando los debates internos más incómodos», zanja.