Barcelona, (EFE).- Gerard Esteva (Barcelona, 1984) acaba de renovar su mandato como presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC), una entidad sin ánimo de lucro que aglutina a 71 federaciones deportivas, 12.000 clubes y 750.000 deportistas.
Un modelo, el del deporte catalán que, no hace tanto, era exitoso pero que ahora, según denuncia en una entrevista con EFE, se está desangrando por falta de financiación y de la aprobación de una ley que proteja federaciones y entidades y profesionalice y dignifique el sector.
Pregunta: Usted llegó a la presidencia de la UFEC en 2014 y ahora ha renovado el mandato por seis años más. ¿No cree que dieciséis años dirigiendo la misma entidad quizá son demasiados?
Respuesta: Creo que un mandato caduca cuando te acomodas en el sitio, cuando haces siempre lo mismo y ya no tienes ninguna motivación de transformación y servicio a los demás. En ese momento, tu liderazgo ha caducado, independientemente de que lleves dos, cinco, diez o quince años. Pero mi equipo y yo tenemos nuevos objetivos por cumplir. No es la misma UFEC que cogimos hace diez años; seguimos en plena transformación.
P: ¿Cuáles son esos objetivos que se ha marcado en este nuevo mandato para seguir transformando el deporte catalán?
R: Son fundamentalmente cuatro: conseguir que se nos dote de un presupuesto digno y estable; la profesionalización de los directivos, que es fundamental; el reconocimiento internacional del deporte catalán, ahora que se ha abierto un camino para lograrlo de forma legal con el apoyo del gobierno de España; y la aprobación de la nueva ley del deporte para proteger un modelo de éxito que ahora está en peligro de extinción.
P: Una de sus grandes reivindicaciones es que la Generalitat vuelva, como mínimo, a recuperar el nivel de inversión que tenía en el deporte catalán hace quince años.
R: Nuestro principal objetivo es dignificar económicamente el sector deportivo. Que en 2025, tanto federaciones como clubes como deportistas puedan recibir lo mismo que recibían en 2010, que eran 160 millones. El presupuesto de la Generalitat fue cayendo hasta los 60 millones en 2015 pero, pese a la recuperación económica, ya no hemos superado nunca los 100. Solo actualizando el IPC, tendríamos que estar ahora en 220 millones anuales.
La cantidad que se tendría que haber invertido en este período, si no hubiera habido recortes, serían 1.000 millones de euros. Pedimos un pacto nacional entre el Govern y todos los partidos políticos para que estos 1.000 millones se inviertan a futuro.
P: ¿Qué consecuencias ha tenido para el deporte catalán no haber recibido esos 1.000 millones en los últimos quince años?
R: Estos 1.000 millones de euros que no se han invertido son carreras truncadas, oportunidades perdidas por nuestros deportistas, que podrían haber sido olímpicos o medallistas, y campeonatos de Cataluña, de España, de Europa y del mundo que no han podido organizar nuestros clubes. Es precariedad laboral de nuestros empleados, nuestros entrenadores, y discriminación por razón económica, porque el que no tiene dinero no ha podido hacer deporte.
Además, hay otro problema dramático que es la falta de inversión en infraestructuras. Hay muchas federaciones que no pueden crecer porque no tienen instalaciones deportivas para organizar eventos ni practicar su deporte, como el fútbol americano, el rugby, la lucha o el críquet.

P: Pese a ello, en los Juegos Olímpicos de París 2024, Cataluña fue la que más atletas aportó a la delegación española, más del 25%, casi doblando a la Comunidad de Madrid.
R: Para lograr eso, ha sido vital el hecho de tener una gran cantera. Los números de París vienen, en parte, de una inercia del deporte catalán, pero muchos de estos deportistas catalanes que han llegado a ser olímpicos, en los últimos cinco o diez años han sido apoyados por las federaciones españolas, porque aquí no había dinero.
En 2010, las subvenciones a las federaciones por parte del Consejo Superior de Deportes no llegaban a los 100 millones y ahora son de casi 150 millones, es decir, que han crecido un 50%. Las de la Generalitat a las federaciones catalanas eran de 28 millones en 2010 y ahora son de aproximadamente la mitad.
Es cierto que en París hubo presencia mayoritaria de deportistas catalanes, pero si miramos a la base y nos fijamos en la cantidad de campeonatos autonómicos que ganábamos en 2010 y los que ganamos ahora, nos daremos cuenta de que la cifra ha bajado mucho por falta de recursos.
P: Pero se supone que esa austeridad presupuestaria ha acabado afectando a casi todos los sectores económicos…
R: No es cierto. Cultura, con la que hasta ahora compartíamos conselleria, tiene a día de hoy un presupuesto 600 millones de euros, cuando en 2010 estaba en 350 millones. Casi lo han doblado. En cambio, nosotros estamos a la mitad.
P: ¿Cree que el hecho de que ahora el deporte tenga una conselleria propia e independiente de la de Cultura, puede favorecer que llegue más dinero en los próximos años?
R: Nosotros siempre hemos reclamado un reconocimiento jurídico, un reconocimiento económico y un reconocimiento institucional del deporte catalán, y esto último pasaba por tener una conselleria propia, que además ha de ser el instrumento para conseguir los otros dos.
Por tanto, lo celebramos fervorosamente, pero entendemos que esta conselleria ha de aportar, con un presupuesto estable y suficiente, esa dignidad económica que ahora mismo nos falta y que hemos denunciado con números concretos. Y ha de impulsar la ley del deporte catalán, que es muy importante para proteger el modelo.
P: ¿Esa nueva ley del deporte catalán que impulsó la UFEC con una Iniciativa Legislativa Popular y que lleva ocho años parada en el Parlament es la solución a todos los problemas?
R: Creo que solucionaría una parte, no todo, porque el presupuesto se aprueba fuera de la ley. Pero necesitamos esta ley para proteger el modelo que actualmente tenemos de entidades sin ánimo de lucro, que son los clubes y federaciones, porque si no lo protegemos estamos muertos.
La explotación de instalaciones deportivas en Sant Joan Despí, Gavá o las del Club Natación Sant Andreu se han presentado recientemente a concursos que finalmente han ganado empresas privadas con fondos de inversión detrás.
La ley debe regular la relación entre la istración y las federaciones y entidades sin ánimo de lucro y dar instrumentos a los ayuntamientos para que puedan dar una concesión directa a un club en la que no haya un interés económico sino de promoción del deporte. Si no protegemos este modelo, estamos muertos.
P: Sin dinero ni ley que lo respalde, parece que el reconocimiento internacional de las selecciones catalanas ha dejado de ser un objetivo prioritario.
R: Es que los últimos quince años han sido muy duros para todos los dirigentes federativos que han luchado por el reconocimiento internacional de Cataluña, porque el Govern ha dejado a todos esos directivos en la estacada. Además, en 2010 se invertía en la proyección internacional del deporte catalán 3,5 millones; hoy se invierte 0. Así que lo sorprendente es que, a día de hoy, aún tengamos 21 federaciones reconocidas internacionalmente que pueden competir más o menos con normalidad, aunque no sean las más conocidas.
P: Sin embargo, la Ley del Deporte, que se aprobó en 2022, abre la puerta al reconocimiento internacional de las selecciones autonómicas que cumplan ciertas condiciones, como que hayan formado parte de la federación internacional antes que la federación española y tengan un profundo arraigo en el territorio.
R: Sí, nosotros participamos en el Congreso a través del PNV, ERC y Junts per Catalunya para que se introdujera ese artículo 48.3, que supone un gran cambio y que ha permitido el reconocimiento internacional de la Federación de Pelota Vasca de Euskadi tras un acuerdo con el gobierno español, que les ha dado su apoyo.
En el caso de Euskadi, parece que el surf va a ir por el mismo camino, pero sigue sin ser un camino fácil. Aunque, a diferencia de lo que pasaba hace tres años, ahora hay una normativa que lo regula y, por lo tanto, ya no es una cuestión de ambición nacional sino un derecho legal que tienen las federaciones.
P: Pero al final parece que, como siempre, todo se resume en que exista una voluntad política…
R: Le diré una cosa. Quien promocionó más las selecciones catalanas fue Pasqual Maragall y no era independentista. Por eso creo que tendríamos que evitar ese debate político. Dar apoyo a las federaciones autonómicas para que pueden participar internacionalmente no es sinónimo de querer destruir el Estado o de ser antiespañol, sino de normalidad institucional. Cuando llega un Mundial de fútbol y vemos participar a Inglaterra, Escocia, Gales o Irlanda del Norte nadie piensa que el Reino Unido se desintegrará por esto.
P: ¿También es una cuestión de voluntad política conseguir la profesionalización de los directivos?
R: Sí, es tan sencillo como el Govern modifique mañana la normativa y elimine la frase que dice que «los directivos y directivas de las federaciones no podrán tener retribución». Gestionar una entidad es muy complejo y conlleva mucha responsabilidad, pero somos el único país que tiene prohibido por decreto que nuestros directivos y directivas cobren. Por eso no hay gente que se quiera dedicar. Y por eso es fundamental su profesionalización.